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Hablemos de la Semana Santa de Ávila

  • Foto del escritor: pasióncyl
    pasióncyl
  • 19 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

Una pequeña introducción a sus tradiciones...


Ávila, ciudad Patrimonio de la Humanidad, se muestra como el escenario perfecto para una Semana Santa Declara de Interés Turístico Internacional desde el año 2014.




La Jerusalén Castellana, llamada así por la similitud geográfica con la ciudad en la que Nuestro Señor Jesucristo vivió su Pasión, su Muerte y su Resurrección, y que es cuna de personajes históricos como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, bien merece una visita en cualquier época del año, si bien, la ciudad se transforma durante la Semana Santa. Sus calles medievales se envuelven con olor a incienso para vivir una Semana sobria, austera y con el silencio como sonido. Si bien es cierto que el lunes y Martes Santos el visitante podrá descubrir toques que quizás le recuerden a Andalucía.


La Semana Santa abulense cuenta con 14 cofradías, hermandades o patronatos que, integrados en la Junta de Semana Santa, organizan 16 procesiones, con inicio en el Viernes de Dolores y terminando el Domingo de Resurrección.

Treinta y Nueva imágenes y grupos escultóricos, que van desde la imagen antigua del Santísimo Cristo de las Batallas de la segunda mitad del siglo XV y que pertenece a la Escuela Florentina, y que tiene su origen histórico en tiempos de los Reyes Católicos. Según la tradición, éstos lo llevaron en su compañía en cuantas batallas libraron contra los musulmanes, de ahí su nombre, hasta la última imagen incorporada en el año 2022 que es el Stmo. Cristo de la Divina Misericordia cuyo autor es Carlos Paz y que fue donada por un hermano de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias.


La historia de la Semana Santa Abulense comienza en 1540 cuando el Real e Ilustre patronato de la Santa Vera Cruz ponía en la calle el primer acto penitencial. Desde entonces miles y miles de abulenses han contribuido a contar la mayor historia universal jamás contada, en actos penitenciales vividos desde lo más profundo del corazón. Actos y procesiones austeras, llenas de recogimiento y silencio.


Durante 10 días, en la única Semana que dura 10 días, miles de abulenses se citan con la historia y con su ciudad, rememorando el drama de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Nuestro Señor.



Cada primavera las calles de Ávila no son solo calles. Son la muestra pública de Fe, de un pueblo entregado a sus raíces, donde el canto del Miserere, la procesión de la Madrugada o el Vía Crucis de Penitencia hacen que el tiempo se pare, recordándonos que la vida es también Rito y Herencia. El Rito que acude fiel a su cita cada primavera y la herencia, transmitida de padres a hijos por los siglos de los siglos.


El visitante descubrirá la sombra de los crucificados reflejados sobre la muralla y quizás se emocione con el encuentro entre La Madre y su hijo crucificado la noche del Lunes Santo o al ver el transcurso de la Procesión del Silencio, donde un barrio entero acompaña a la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias en su caminar hasta la catedral.


Procesión del Silencio

Pero, sobre todo, con ellos. Los que estuvieron hace 500 años y los que están ahora. Los nazarenos, los penitentes, los músicos, los anderos, los costaleros, las viudas.... ¡que sería la Pasión sin ellos! Los que cada primavera hacen posible la Semana Santa abulense y se convierten cada Semana de Pasión en penitentes anónimos que acompañan a Jesús en su Calvario.



Y puede que, a pesar de lo emotivo del domingo de Resurrección, y que tras la alegría y el gozo de recibir al Señor resucitado, un sentimiento de pena nos sacuda el corazón. Y puede que el espectador, el visitante o incluso el penitente sueñe de nuevo, con que, en un año, todo empiece de nuevo y que sea por fin Viernes de Dolores en Ávila.


Cristo de las Batallas


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